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Walter White ha declarado que este artículo sigue estando en construccion. Esta página tiene tres semanas para alcanzar los estándares mínimos para una página completa (o al menos 3 renglones mínimo), o sino se moverá a Candidato para eliminación. El Cristal no se va a hacer el solo Jesse |
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| “ | No estoy en peligro, Skyler, ¡YO SOY EL PELIGRO!. Un hombre abre esa puerta y le disparan, ¿Se trata de mi? ¡No! ¡YO SOY EL QUE TOCA LA PUERTA!. | „ |
| ~ Walter a su esposa Skyler. Su frase más famosa y una de las frases más iconicas de la televisión. |
Walter Hartwell "Walt" White, Sr., también conocido por su alias Heisenberg, es el protagonista principal de la serie dramática criminal Breaking Bad, un personaje secundario en su precuela, Better Call Saul, y uno de los dos protagonistas principales (junto a Mike Ehrmantraut) de su secuela, El Camino: Una Película de Breaking Bad
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Walt, un químico brillante pero con bajo rendimiento, trabaja como profesor de ciencias en un instituto. A Walt le diagnostican un cáncer de pulmón terminal, lo que lo impulsa a usar sus conocimientos de química para preparar y vender metanfetamina, aparentemente para mantener a su familia tras su inminente muerte.
A medida que la serie avanza y se involucra cada vez más en el mundo de las drogas, el instructor, antes afable y modesto, se convierte gradualmente en un despiadado criminal impulsado más por el ego, la ambición y la codicia compulsiva que por sus supuestos motivos altruistas. Es el exprofesor y compañero de metanfetamina de Jesse Pinkman, el archienemigo de su cuñado Hank Schrader y el competidor/archirrival de su antiguo jefe Gus Fring.
Fue interpretado por Bryan Cranston, quien también interpretó a Snizzard en Mighty Morphin Power Rangers, Lucifer en The Fallen, Michael Desiato en Your Honor, Ritter en Argylle, Dr. Fist en The Cleveland Show y Vilos Cohaagen en la nueva versión de Total Recall.
Personalidad y rasgos[]
| “ | Walter: Di mi nombre Declan: Eres Heisenberg |
„ |
| ~ Walter autoproclamandose como Heisenberg. |
Walter White, un personaje sumamente complejo, evoluciona a lo largo de la serie desde un hombre de familia afable hasta un despiadado narcotraficante. Su descenso a la villanía y la revelación gradual de la oscuridad que siempre había albergado en su interior han llevado a que la crítica lo compare frecuentemente con varios villanos de Shakespeare, especialmente con Macbeth.
Al principio, tras ser diagnosticado con cáncer de pulmón inoperable, la motivación declarada de Walter era ganar suficiente dinero para dejarle un legado a su familia. Si bien esto era cierto hasta cierto punto, ya en la primera temporada se vislumbraban contradicciones en esta motivación, cuando rechaza, por orgullo, un trabajo multimillonario que le ofrecían sus antiguos socios. Aunque el dinero que podría dejarles siguió siendo un importante incentivo para él durante el resto de la historia, poco a poco revela que disfruta sinceramente de la adrenalina y la sensación de poder que conlleva ser un criminal, y que siente un gran orgullo por su metanfetamina azul casi perfecta. Menciona al principio de la serie que nunca sintió que tuviera voz ni voto en su vida, por lo que su trabajo como narcotraficante representa la primera vez que ha tenido control. También siente que está compensando su decisión impulsiva de abandonar a sus antiguos socios por una indemnización de 5.000 dólares, dejando atrás una empresa que ahora vale miles de millones de dólares, creando un imperio de metanfetamina para experimentar una sensación similar. Al final, le revela a Skyler que se convirtió en criminal por sí mismo, porque eso le hacía sentir vivo, y no por su familia.
Walter es un hombre extremadamente orgulloso y arrogante. Algunas decisiones cruciales, sobre todo en la primera mitad de la quinta temporada, están motivadas por su enorme ego, lo que lleva a un hombre muy inteligente a tomar decisiones temerarias. Esto va desde rechazar la oferta de trabajo mencionada hasta insinuarle a su cuñado, Hank, que su principal sospechoso de ser Heisenberg probablemente no era el verdadero Heisenberg, pues no quería que nadie más se atribuyera el mérito de su trabajo, incluso a riesgo de ser capturado después. Como resultado de su ego, Walter tolera muy mal los insultos y las críticas; esto se ve claramente cuando Mike Ehrmantraut lo culpa de la muerte de Gus Fring y lo acusa de que toda la operación fracasó por su culpa. Si bien el razonamiento de Mike era muy erróneo, Walter reaccionó de forma increíblemente irracional disparándole y matándolo en un arrebato de ira. Su redención, aunque parcial, al final se debe a que deja de lado su orgullo hasta cierto punto, si bien fue este lo que lo impulsó a tomar sus últimas decisiones cuando vio cómo sus antiguos socios lo desacreditaban.
A medida que avanzaba la serie, Walter se volvió más despiadado.
El hombre que lloró mientras estrangulaba a Krazy-8.
A pesar de su crueldad, Walter seguía queriendo mucho a su familia, aunque los maltrataba. Se enfureció ante la sugerencia de Saul Goodman de matar a Hank tras descubrir quién era Walter. En el episodio piloto, incluso agredió a un deportista por burlarse de la parálisis cerebral de su hijo. Antes de que Jack Welker matara a Hank, Walter suplicó y negoció por su vida, y quedó completamente destrozado cuando Jack disparó. Vengarse de Jack se convirtió en una de sus principales motivaciones en el episodio final de la serie. También se opuso rotundamente a la idea de matar a Jesse hasta que le pareció necesario, y al final recibió una bala para salvarle la vida. Esto no le impidió seguir siendo emocionalmente abusivo y manipulador con ellos. Su relación con Jesse, en particular, era la de una figura paterna abusiva que lo mantenía leal mediante la manipulación y el chantaje.
Por mucho que amara a su familia, queda claro que amaba una cosa más. En su lecho de muerte, pasea por el laboratorio de metanfetamina, examinando el equipo con cariño, lo que indica que su único y verdadero amor era el imperio que había construido.